lunes, 20 de julio de 2015

La vecina

Soy escritor, pero esto que vas a leer no tiene nada que ver con mi imaginación,  fue una experiencia que viví hace unos meses y me motivó a trabajar en uno de los mejores cuentos que he escrito.

Hasta hace pocos meses yo vivía en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. En una... Llamémosle colonia nueva. La mitad de mi vida la pasé entre esas calles, a veces ejercitándome en un parque púbico a la orilla de un río, otras veces yendo a los deportivos o usando las canchas para jugar fútbol. En otras palabras simplemente me dedicaba a vivir. Aunque dentro de cada actividad normal siempre existe otra un poco extraña y una de mis actividades extrañas es estudiar sobre el mas allá. Tengo amplio conocimiento sobre esos temas y lo mejor de todo es que contribuye mucho a mi inspiración cuando decido escribir alguna historia.

Unas semanas antes de partir de mi ciudad natal conocí a una joven mujer, a primera vista me pareció una persona interesante, jovial y buena. Sin embargo había algo en ella que no era normal. Esto llamó profundamente mi atención, así que decidí preguntarle "si creía en la magia", pero aclaré, que no como en la que se ve las películas, tipo Harry potter o el señor de los anillos, si no más bien una magia mas terrenal. Fue cuando le expliqué sobre las energías y las fuerzas dentro de un entorno. Al terminar mi breve explicación le enseñé un amuleto que siempre llevo conmigo: un Tetragramaton.

Aun recuerdo su expresión cuando le mostré mi collar. Acto seguido ella puso sus manos alrededor de su cuello y tiró de una cadena similar a la mía y me enseñó el mismo símbolo. "entonces si crees en la magia" le dije. Ella asintió pero no sabia el porque llevaba aquel símbolo, simplemente dijo que su madre se lo había dado por alguna razón. Yo sonreí y le pregunté sin dudarlo "¿pasa algo en tu casa? ella desvió la mirada pero sin saber a donde huir me respondió que "si" que pasaba algo y que no todos lo sabían, solo unas cuantas personas en las que incluyen a su madre, ella y desde ese momento yo. 

Su historia no tiene un comienzo ni un fin, sino más bien una serie de relatos que a mi parecer parecía una sopa de sucesos paranormales y mala suerte. Todo empezó tras la muerte de su padre y el traslado desde otra ciudad por parte de ella y su madre. Llegaron a la misma zona residencial que la mía a unas cuantas casas solamente. 

Su madre se encargó de la economía familiar. Para su buena suerte, la joven mujer con la que conversaba es hija única, así que solo se preocupaba por ella. Sin embargo tras unos cuantos años prósperos pronto todo comenzó a ir terriblemente mal: Su madre perdió el trabajo, ella tuvo que cambiar de institución estudiantil, debió trabajar para ayudar a su madre y las cosas dentro de su hogar se tornaron muy extrañas. 

"Define extrañas" le pedí. Ella respondió, que dentro de su casa había... Cosas, que no podía explicar a menos que estuviera allí. 
invadido por una curiosidad demencial, ignorando casi a la mujer que estaba frente a mi, sin pena, ni inhibiciones, le pedí cortésmente una invitación a su hogar para esclarecer un poco los hechos que le costaba tanto trabajo explicar.

Ella accedió y nos dirigimos a su casa.

Al bajar de mi auto y ayudarle a ella de igual manera, me quedé de pie viendo la propiedad. Una casa relativamente nueva que a su vez parecía más vieja, no por descuidos o falta de manutención, si no por ciertos elementos extraños que adornaban la fachada. 
Moho en las paredes, mucho polvo y grietas por la humedad. "Aquí hay algo" pensé y aun no entraba a la casa. Al cruzar el umbral de la puerta principal sentí uno de los ambientes más pesados que jamás presencié en algún lugar. Quiza tal vez en un panteón o una iglesia en la soledad de la noche, pero jamás en una casa... sin embargo era diferente, no era la casa, si no la presencia que allí habitaba  
Estando adentro hice un pequeño recorrido, la propiedad no era muy grande, así que en un simple escaneo pude ver todo el primer piso.

Caminé a la sala y justo encima del sillón principal estaba un espejo enorme  y largo, este reflejaba las escaleras, al estar frente al el, podía ver como por el rabillo del ojo ciertas figuras oscuras y pequeñas se movían por las esquinas de la casa y al mirar por el espejo sentía como si una figura malvada fuera a emerger desde las escaleras en cualquier momento. Era muy difícil mantener la vista en aquel objeto así que la desvié. caminé hacia el comedor y en el camino estaba un cuadro un poco dañado, lo palpe un poco y sentí que mis dedos se mancharon de una sustancia que no era visible pero los sentía un poco arenosos, como si se hubiera desprendido un poco de tierra de aquel cuadro. "Este cuadro ¿tiene algo raro?" pregunté, justo en ese momento se escuchó un zapateo que venía del piso de arriba, me dio escalofríos, pero me mantuve calmado (jamás muestres debilidad o miedo frente a esas cosas), "¿lo escuchaste?" me preguntó, yo levante mi dedo indice y le indiqué que guardara silencio, después asentí con la cabeza y le expliqué "que esas fuerzas están un poco alteradas porque saben que vengo a visitarlas, así que cualquier cosa que vea o escuche es algo normal"  ella no parecía tenerle miedo ya que en su explicación decía que era algo de todos los días. 

Me acerqué a la escalera y toqué la pared, sentía que tenía algo raro el lugar, "En ese lugar varia gente a visto una sombra"  me dijo. No me sorprendió, la carga energética era muy grande, pero no era el epicentro de esta, así que seguí subiendo. antes de llegar al final de esta, se encontraba al costado derecho colgados dos cuadros con el rostro de un hombre diferente en cada uno, "¿quienes son? pregunté. Ella me respondió que uno era su padre y el otro su tío (el hermano de su padre) ambos que en paz descansen. Una de las preguntas que nunca debes de hacer cuando te dicen que falleció un ser querido es preguntar de que, así que solo me limité a deducir un poco, que por respeto hacia aquella joven mujer no mencionaré en esta historia. 
Me quedé un largo tiempo mirando aquellos dos retratos, o por lo menos esa era mi percepción, probablemente solo pasaron unos segundos.  "¿Qué es aquella mancha del cuadro de tu tío?" pregunté al ver una mancha de color azul que descendía desde el ojo derecho del retrato hasta el marco inferior.

"Cuando falleció mi tío colgamos este cuadro, un mes después murió su hermano y le salió esa mancha que parece una lagrima pero hasta la mitad, después cuando falleció mi papá la mancha avanzó hasta cómo está ahorita"

Cuando terminó su explicación miré de nuevo el retrato de su padre y me convencí que el problema no era la casa... si no aquella persona. Al estar en un estado de concentración total viendo el retrato, escuché el rechinido de una puerta, giré mi cabeza al lado izquierdo y vi una habitación completamente oscura a pesar de ser las dos de la tarde. Tragué saliva porque creí que algo saltaría desde debajo de la cama, una cama que no tenia roda-pie y debajo de ella las sombras eran profundas, no se veía nada. Debo confesar que comenzaba a ponerme nervioso ya que no era (ni soy) ni un santero, un caza fantasmas o algún tipo de exorcista, solo tengo percepción extra sensorial y una afinidad hacia el ocultismo. 

Subimos las escaleras y pasamos a una de las habitaciones, Estaba oscura y no tenia muebles, solo una cama, un teclado y un oso gigante de peluche, no encendí la luz, me acerqué a un teclado que descansaba allí, lo encendí y traté de recordar los días en que solía practicar, toqué el tema "Promise" o por lo menos lo poco que recordaba, tratando de aliviar un poco mi tensión. "¿Pasa algo aquí?" preguntó ella. "No, en este cuarto de visitas no hay nada" 



Salí de la habitación y pregunté (con todo respeto y profesionalismo) si podía pasar a su cuarto, ella me dijo que no tenía ningún problemas, giré la perilla y al abrir la puerta me encontré con uno de los cuartos más inusualmente terrorificos. Estaba repleto de todo tipos de muñecas, de todos tamaños, formas y colores (muñecas de trapo, barbies, porcelana, bordadas, plástico). al ver esa escena lo único que se me ocurrió fue preguntarle "¿!como puedes dormir aquí?¡" lo hice en un tono de broma y al mismo tiempo de miedo y reprensión, a lo cual ella me respondió

"No puedo, yo duermo con mi mamá" tragué saliva y después de mirar por todos lados entré a la habitación, en ese momento escuché el mismo zapateo que presenciamos minutos atrás, pero esta vez venia del piso de abajo donde estuvimos minutos antes. Al mismo tiempo sentí que el ambiente comenzaba a perturbarse aun más y sentí mi pecho oprimirse y muchas nauseas. "Esto esta mal" pensé, pero no podía parecer afectado. Me acerqué a una repisa donde descansaban decenas de muñecas pero de todas sobre salia una, muy vieja... Siempre que cuento esta historia me refiero a aquella muñeca estilo Anabel, la de la película,

"¿Esta muñeca te la dio tu papá verdad? le pregunté, "si" me respondió ella "¿cuantos años tiene?, unos veinte, verdad"  "tiene dieciocho" contestó.
Aquella muñeca era parte de lo que pasaba en ese hogar, esa entidad que las atormentaba, si no en la muñeca, reflejada por lo menos, no se como explicarlo, sin embargo sabia que no era normal... en ese momento fue suficiente para mi, así que le pedí que fuéramos al piso de abajo. Sentía que mis energías comenzaban a desgastarse y el esfuerzo por haber estado en aquella casa fue agotador, como si todo el día hubiera hecho ejercicio a pesar de que solo estuve unos minutos. Una vez estando en el primer piso y descansar en su sofá, aquellas fuerzas seguían muy activas, yo tenia miedo porque apenas eran las dos de la tarde, no quería pensar como hubiera sido si hubiera decidido visitar aquella casa después de las seis de la tarde o quedarme en ella y esperar a que dieran las tres de la mañana.
Cerré un momento mis ojos y solo recordaba la oscuridad de debajo de aquella cama, entonces pregunté "¿aquel cuarto que no entramos era el de tu madre, verdad?" ella asintió y por fin pude hilar las cosas.

La mala suerte de tu madre, la muerte de tu padre y tu tío...¿tu padre que hizo? me pasaba por la cabeza pero no me atrevía a preguntar (jamás me atreví) solo pude decirle que su padre tenia algo, algún ente estaba adherido a el, que al morir paso a su madre y que en estos momentos estaba en el piso de arriba debajo de su cama, esperando a que ella llegara y se acostara para seguir consumiendo su vitalidad.
Al terminar de pensar en aquellas palabras escuché que la puerta de la entrada se abrió, era su madre, una mujer madura que por razones obvias se veía mayor y desgastada. estaba inclinada un poco hacia adelante como si estuviera cargando algo en su espalda.
Me presenté con mi optimismo característico y jovialidad, pero ella no pareció mucho interesarle, su mano carecía de fuerza y en sus ojos estaba un cansancio latente. Subió al segundo piso, encendió su televisor y se quedó en la cama o por lo menos eso fue lo que me dijo su hija.

Nosotros continuamos conversando en el piso de abajo y mientras hablábamos, arriba podíamos escuchar como su madre caminaba, en su habitación, le bajaba el volumen a la televisión para tratar de escucharnos y a veces abría y cerraba la puerta.
"Ay mi mamá, siempre se pone celosa cuando viene algún amigo" dijo ella.
"No te preocupes respondí, de todas maneras ya me tengo que ir, solo déjame decirte algo".

"No me atrevo a decir lo que hay en esta casa, no se si es un fantasma... o es un demo... otra cosa, solo te diré que yo no puedo hacer más de lo que hice en este momento, no se si sea bueno o sea malo ( mentí sabia que era malo, pero no quería perturbar más a aquellos entes) y no se cuantos sean, solo te diré que tengas fe, sonrías y cantes mucho, eso te ayudara" al terminar de decir esto le pedí un vaso con agua, caminamos a la cocina, me pasó un vaso con agua y me disculpó un momento, debía ir por algo a su habitación, subió al segundo piso y me quedé un momento a solas.

Me acerqué a la puerta que llevaba al patio trasero y sentí como se me helaba la sangre cuando vi, que sobre el muro, que separa la propiedad de los vecinos estaba un Cristo redentor, apuntando hacia la casa, y la ventada del segundo piso que tiene como vista la casa donde me encontraba, estaba sellada con una lamina de metal. comencé a temblar y di media vuelta, aquella joven mujer bajó y al verla me di cuenta que estaba igual de pálida.
"¿Que te pasa?" pregunté
"Mi mamá... desde que llegó, se quedó dormida, ella no fue la que hizo todos esos ruidos"
No dije  palabra alguna, solo dejé el vaso y le pedí que me acompañara a la entrada. una vez fuera me despedí.

Solo volví a ir a esa casa dos veces, jamás sentí de nuevo aquella amenaza como la primera vez, porque esos entes sabían que yo a final de cuentas era inofensivo, nunca entré de noche de cualquier manera y conforme pasó el tiempo aquella mujer y yo nos volvimos muy amigos.
Un día ella me confesó que le caía mal a su mamá, y se le hacia extraño porque yo era muy bueno y jamás le hice nada.  Sin embargo yo sabía que lo que decía su madre no venia de ella, si no de aquel ser, aquel parásito que sigue viviendo a causa de las energías de su madre y quizá cuando aquel ente haya comido lo suficiente buscará a otra persona...

Solo pido a dios que se olvide de mi o de aquella joven mujer que hasta el día de hoy considero una gran amiga.

Y así amigos míos doy por terminado un relato curioso que dio vida a uno de mis cuentos más queridos llamado "Del otro lado"

La inspiración no llega sola, hay que buscarla y cuando la encuentres no la dejes ir. 
King Feria.

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